Oteando el infinito...
No pienses…
No pienses en mi… ven a mi!
no hay distancia entre mi amor y tu deseo;
mis ojos recorren el mismo cielo que tu,
las mismas estrellas nos miran desde lo alto
y titilan su luz sobre nuestra noche…
Cuando se secaron mis lágrimas
yo enjugué las tuyas con mis besos.
No pienses en mi… ven a mi!
el zorzal siempre busca la calandria
para cantar al unísono la canción
que madura durante el estío…
Los caminos que traen mensajes
todos desembocan en los cerros
que rodean mi cintura de niña,
contagiándoles el verde de la esperanza.
En cambio las alas vienen a mi
sin retorno, sin escalas, sin rubor…
No pienses en mi… ven a mi
surcando los vientos,
con dulces suspiros llenos de recuerdos,
con miradas tibias llenas de antojos,
con ternura infinita…
como te espero yo!
<<<>>>
Cuando el sol recuesta sus luces...
Cuando el sol, después de un largo día
se recuesta ahíto de luces y ruidos,
rojo de esperas y cansancios vanos...
Cuando el ave se despide de Dios
con su letanía de notas antiguas...
Cuando el día apaga sus luces
para esperar una nueva alborada,
Nacen mis cantares... nacen mis momentos...
Vivo en la sombra, sueños de poeta,
mastico recuerdos, pinto panoramas,
tres rosas rojas y un sueño de abril.
Momentos... que fueron amores,
luces de esperanza, y esperanza de más...
Llegan las palabras en tropel, ansiosas,
y un verso sublime se recrea en mi pluma.
No es la luna redonda, ni son las estrellas.
No es el firmamento guiñando sus luces.
Ni es la suave plegaria de aquel zorzal.
Es mi alma vagabunda que vuela bajito,
y llega a tu alcoba... y busca tu alma...
Esos besos tuyos, tu boca divina,
latir desde adentro y no salir más...
Cuando el zorzal aquieta su canto,
nacen mis cantares... nacen mis momentos,
y tú estás conmigo en aquella sombra,
solos en la alcoba buscando mi almohada...
<<<>>>
No pienses en mi… ven a mi!
no hay distancia entre mi amor y tu deseo;
mis ojos recorren el mismo cielo que tu,
las mismas estrellas nos miran desde lo alto
y titilan su luz sobre nuestra noche…
Cuando se secaron mis lágrimas
yo enjugué las tuyas con mis besos.
No pienses en mi… ven a mi!
el zorzal siempre busca la calandria
para cantar al unísono la canción
que madura durante el estío…
Los caminos que traen mensajes
todos desembocan en los cerros
que rodean mi cintura de niña,
contagiándoles el verde de la esperanza.
En cambio las alas vienen a mi
sin retorno, sin escalas, sin rubor…
No pienses en mi… ven a mi
surcando los vientos,
con dulces suspiros llenos de recuerdos,
con miradas tibias llenas de antojos,
con ternura infinita…
como te espero yo!
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Cuando el sol recuesta sus luces...
Cuando el sol, después de un largo día
se recuesta ahíto de luces y ruidos,
rojo de esperas y cansancios vanos...
Cuando el ave se despide de Dios
con su letanía de notas antiguas...
Cuando el día apaga sus luces
para esperar una nueva alborada,
Nacen mis cantares... nacen mis momentos...
Vivo en la sombra, sueños de poeta,
mastico recuerdos, pinto panoramas,
tres rosas rojas y un sueño de abril.
Momentos... que fueron amores,
luces de esperanza, y esperanza de más...
Llegan las palabras en tropel, ansiosas,
y un verso sublime se recrea en mi pluma.
No es la luna redonda, ni son las estrellas.
No es el firmamento guiñando sus luces.
Ni es la suave plegaria de aquel zorzal.
Es mi alma vagabunda que vuela bajito,
y llega a tu alcoba... y busca tu alma...
Esos besos tuyos, tu boca divina,
latir desde adentro y no salir más...
Cuando el zorzal aquieta su canto,
nacen mis cantares... nacen mis momentos,
y tú estás conmigo en aquella sombra,
solos en la alcoba buscando mi almohada...
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Locos palpitares…
Te extraña mi vientre
cada noche de ausencia,
por las caricias que conoce
y le faltan antes de dormir…
le faltan…
Esas manos tuyas serenas y tibias
que conocen mi anatomía,
esos besos tuyos, dulce golosina,
que recorren mis serranías…
Susurros tiernos que ceceas en mi oído
y el suspiro largo, ya satisfecho
del rato de amor prolongado…
Tus locos palpitares
hoy no retozan sobre mi vientre,
por eso…
Te extraña mi vientre
en cada noche de ausencia.
Te extraña mi vientre
cada noche de ausencia,
por las caricias que conoce
y le faltan antes de dormir…
le faltan…
Esas manos tuyas serenas y tibias
que conocen mi anatomía,
esos besos tuyos, dulce golosina,
que recorren mis serranías…
Susurros tiernos que ceceas en mi oído
y el suspiro largo, ya satisfecho
del rato de amor prolongado…
Tus locos palpitares
hoy no retozan sobre mi vientre,
por eso…
Te extraña mi vientre
en cada noche de ausencia.
Gracias por tu visita
