Hilo de humo gris...

Tu pañuelo de puro silencio
quedó apretado a mi pecho;
mis dedos se hicieron garfios
y mis labios, una fuente de dolor…

adiós… retumbaba en mis oídos

en el andén ya vacío de voces…

quieto, como quedó mi corazón

sin tu sonrisa.

Desde lejos,

un hilo de humo gris subía

para decirme desde las nubes…
volveré…

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Inspirada en ti…

Ni los mejores escultores
Conocen el secreto del yeso,
… ni los doctos químicos
las virtudes de la alquimia,
… ni los sabios matemáticos
el valor de las mixturas,
En tu cuerpo de adonis misterioso
se anida un alma inquieta que busca
el hechizo del amor,
sin saber que eres dueño
de tus alas y tu ardor…
Si tu amor trasformaste en fuego
es gracias a tu instinto seductor
que nadando en los avernos
encontró la raíz profunda de ese placer
que se desprende
de una entrega purificada;
y salvaste al amor de esa prisión
convirtiendo una aventura
en mística virtud…

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Beso a beso…

Escribo un poema sobre tu piel,
con mis labios, beso a beso…
Recorre tu cuerpo cada letra mía
dejando marcas indelebles de mi amor;
con sublimes versos voy vistiendo tu pecho,
rozando con mis labios tu piel morena.
Es un poema único e inolvidable
sintiendo tu tez erizada y sedienta
temblar con el roce del amor…
En tu vientre mis besos se detienen
para darte la dulzura de mis rimas
y sentir allí, la respuesta esperada…
Escribo un poema
con mis besos imprudentes sobre tu piel
curtida de arenas y soles,
con bellas metáforas aprendidas
en noches calientes de junio y noviembre.
Dejé plasmado en tu cuerpo
mi mejor poema escrito con mis labios…
beso a beso!

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El itinerario de mi amor...

Entretenidamente...

El itinerario de mi amor...

El atajo de mi vida que lleva al amor
está anhegado con el sudor de tus caricias,
sabores blandos y aromas extraños,
desde que tus labios no me recorren,
ni la noche me regala tu esencia
que mojaba mi piel anhelante…
Nadie más ha limpiado el sendero,
ni bañado con nuevas espumas
el suelo que otrora recorrías.
El amor atesorado en la matriz
se desgaja lentamente y llora
desde mis adentros hasta los poros,
por la falta de caricias gratas
que me entregabas noche a noche
a ocultas del mundo y sus malicias,
en el íntimo secreto de mi almohada,
danzando sobre la llama de un candil
que hoy, lento se consume de frío
por la falta de tus apetencias…
El atajo que lleva a mi amor,
se llenó de malezas,
y allí perdí mi itinerario.

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Hurgando mi destino…

Procuré el hilo de mi destino
amarrando ternuras y caricias,
enarbolando sonrisas y versos;
fueron mis sentires de suave armiño,
pelusa de nidos… tibieza de amor;
y frente a mis ojos pinté un edén.
Procuré el norte de mi destino,
mi brújula al frente abriendo caminos,
buscando tus labios de hablar lisonjero,
estrofas de mieles… rimas envolventes;
hallé un vergel de rosas y nardos
con aroma dulce, pétalos suaves,
voces de sinsontes y cantares de ninfas…
Procuré un oasis en mi destino
junté colores, bellezas y arpegios donde
instalé tu imagen frente a la mía;
tu mirar de eternas aguas marinas,
mis pupilas color de tierra quemada,
quedaron prendidas en silencio callado,
con chispas de sol y tonos de amor…
Procuré palabras que oculta el destino,
y la fresca brisa musitó en mi oído:
… éste es tu destino… tú vives en él!

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El dolor de mis rosas…

Mis rosas van callando su armonía
desde que les falta la caricia de tus dedos
mi jardín ya caduco está mustio
de sonidos sin notas musicales,
ni rozar de manos… Así mi alma,
como las rosas se muere de silencio
y caricia perdida, vive en sopor, sin compañía.
La calandria herida de muerte
despide sus últimos estertores
y la noche desierta de ti…
llora sus cuitas lágrimas contritas
de tiempo y desamor…
Las rosas de mi jardín
van teñidas de orfandad
por sutiles falacias vividas
y la ternura que ayer me habitaba
se arruga de abandono y desdén…
en el desierto jardín de mi alma.
El dolor de las rosas, es falacia de amor,
es callar de latidos, es indiferencia…
es el suspiro de la calandria que falta de aliento…
muere de extraño mal, sin lamentos, callada,
mansamente…

Un clima de besos...

Hablabas de pasión...

Un clima de besos...

Entré en tus versares,
encontré en ellos
un clima de besos y jadeos,
te sentí en mi cuerpo
buceando sentires,
hurgando en cada poro
mis secretas sensaciones.
Hablabas de placeres
y mi piel se erizaba;
me abrigué en ti
como hacen las ondinas
en las aguas de los mares;
me deleité con tus caricias
cuando palpaste mis intimidades…
Nadaste mis olas contenidas
sacando a la sal sus olores
para bañar con ellas mi cuerpo
y en bellos estertores se unieron
tus espumas a las mías…
Sacié mis adentros con
tus palabras sin sábana

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En el dintel…

Sentada en el dintel de un tiempo nuevo,
frente al inmenso baldío que vislumbro,
hurgo mis sentires en busca de un hálito
que indique la senda a mis pasos cansados…
Trepan mis estrofas por altos andamios,
juntan “no me olvides” por prados lejanos,
y canta en voz baja la canción del cierzo
que viene trayendo sutil armonía…
Un augur rojizo se instala en mi alma
vestido de tules y rosas bermejas,
con la palidez menguante de la media luna
y un suave celeste escapado del viento…
Tierna melodía de castos violines
acompañan los sueños de la nereida
que sola en las rocas deslíe su historia
en notas mojadas de inmortal canción…
Y en el dintel de este tiempo nuevo
reviven recuerdos poblados de rosas;
se mezclan los cardos con los alelíes
cubriendo la senda que he de pisar…
Libre de abrojos,
pintado de amor…

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Saciarnos de amor…

Esta noche divina de abril
tengo ganas de salir de mi,
andar los espacios alados
con mis pies descalzos,
y amarte… a cielo abierto…
Quisiera estar a tu lado, para
entregarte esta ternura
que ocupa mis manos
sin darle tiempo a escribir…
Quisiera llegar a tu alcoba
prodigarte mil caricias
y llenar tus espacios
con detalles de amor…
Quisiera tenerte en mis brazos
rozar tu tez con mis labios
y dejar en tu piel de junio
una gota de mi ser…
Quisiera esta noche divina
despertar al duende
que llevas oculto de antaño,
y juntos bajo la luna
saciarnos de amor…

Mis sentires viven...

Desde las percianas del destino...

Mis sentires viven…!

Mis sentires viven,

en cada verso escrito,

en los poemas que “sólo son palabras”;

viven en las letras de tu nombre;

forman parte de mis sueños y recuerdos

VIVEN…!

Latiendo en mi pecho… suaves…

con ritmo de estrellas fugases.

Acarician mi alma con dulzuras,

desnudan sus rincones y riberas…

Mis sentires aprendieron a volar

posadas sobre tus tibias alas,

con canciones de fantasía

en cada poema que te nombra…

saborean cada gesto… cada guiño…

y gozan con mil detalles tuyos;

con la más minúscula expresión de cariño,

en las noches… escuchan tus pisadas

y expectantes esperan tu saludo.

Mis sentires, a veces, sueñan que volverás…

…como ves,

mis sentires viven en ti… aún sin ti…

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Dejos de eternidad...

Este amor vive latente,

tatuado en nuestras vidas;

el silencio le alimenta,

y crece en las ausencias...

Tiene aristas imposibles de borrar,

que son huellas indelebles de emoción;

concordancia de matices en el alma...

Este amor que nos deleita,

lleva el sello de un eterno deambular,

renovando las promesas

y poblando los latidos

con sonidos de ilusión...

Este amor es terciopelo,

brinda paz... brinda consuelo,

guarda el eco de suspiros

que exhalan en las noches

las gardenias de mi amor...

Vive latente en tu pecho

y en el mío,

con dejos de eternidad...

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Estamos...

Desde este sitio del silencio y del ensueño,

ya a solas en mi cuarto de hotel…

hoy comprendí que aunque lejos, siempre

estamos...

Tú en mis recuerdos... latiéndome constante,

yo, entre estos versos batiendo en pulsiones distantes,

eterna amalgama de palabras-sentires-pasión!

Desde esta noche de aplausos solitarios, sin ecos,

te llamo quedo en mis adentros y siento que

estamos...

Tú, en las miradas encendidas que me abarcan,

yo, en el brillo de la única mirada ausente.

Marea de flujo y reflujo que nos habita presente,

desde este deseo trunco en mis manos frías,

hasta el latir acelerado de vagos efluvios.

estamos...

Callados, constantes, perpetuos,

yo en tu silencio, tú en mis palabras presentes,

ensoñación de instantes que mucho me habitan,

hoy siento caprichosamente, que siempre

estamos...

Tú, en las añoranzas de cada suspiro que es vida,

yo, en la certidumbre de lo que un día fue...

dialogamos… nos amamos… escribimos…

todo siempre estará recordándome que

estamos…

Es la palabra encantada que repito,

en cada verso, en el recuerdo, en mi mente,

en mi almohada que nunca olvidó tu aroma, y

siempre repite en mis callares: descansa porque

estamos...

Unidos sin estar, unidos hasta la eternidad,

en mi alma, que siempre espera por ti,

en tu alma que nunca dejó de latir...

y en las páginas celestes de nuestro libro,

siempre, estamos...

Mis nuevos poemas...

Noveno signo intenso, impulsivo

Escorpio…

Pasión y dulce ponzoña
bañan mi sangre nacida,
dríade u ondina
buscando tus labios marinos…
veleidad de poeta,
sueños de nereida,
eterno palpitar ansioso
hurgando remotos sentires
en busca del placer inédito…
Raíz de astral linaje
satélite de insondable misterio
que alienta mis noches
con sed de ninfas ocultas…
Escorpio en mi signo
mixtura de mieles, hieles y fuego
donde se hunden las anclas
y la nave sigue al garete
dejándome sola bogando
en las azules aguas
de mares ignotos…
Agua… deidad o nenúfar
curiosa avidez de encontrar
mi yo recóndito,
un afán impaciente de más,
queriendo unir alfa y omega
vivir un destino inexplorado;
Ninfa… Escorpio… enigma…

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El amor…

La espera es infinita
el tiempo inmutable,
tu sombra desvanece en mi proa
y su silencio baña la noche…
Cómplice de las estrellas
mis pupilas parpadean
… es tu aliento que me llena
de aromadas sensaciones…
tu presencia en mi paisaje
apagó la espera,
te sentí a mi lado
recorriendo serranías,
un presagio,
de encontrados palpitares…
… el amor!

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Desnuda…

Camino desnuda en mis estrofas
por sendas de abrojos… solitaria,
sin rimas en la cuartilla desierta;
voy dejando mis huellas aladas,
como sutiles pétalos al viento…
Mi ropaje se ha perdido en la cuesta.
Quedé expuesta a merced del vendaval,
desvestida de angustias… vagando
como gigantesca ola bravía,
vadeando las rocas de la orilla…
Mi sombra descalza, aterida y muda
va dejando sonrisas en las goteras del tiempo
en el manso arroyuelo, en la acariciante llovizna,
ataviada con aromas de aguacero,
pulcra y gentil bajo la parra…
Cuerpo de musa, mostrando su desnudez
en versos diestros… sin escollos
donde el grito se vuelve leve caricia
para contar la soberbia de un mundo siempre hostil,
paseando su decencia entre líneas,
revelando los secretos del buen decir…
Mi andar se hace rutina en palabras
y sola… desnuda… envuelta en la brisa,
transita por los pajonales del alma
desvistiendo del mundo sus andrajos
cubiertos de saña en libertinos parajes…
Cuerpo de náyade con alma desnuda,
supe deslindar mis desventuras;
y cubriendo mis pies con pétalos dorados
caminé veredas de sangre y amarguras,
entregando ternura a manos llenas…
Mi desnudez es castigo a tus ojos
llenos de lujuria y falsedades…

Estabas descansando...

Mis ojos te miraban...

Estabas…

Descansando, con la luna tapado,
sobre sábana de satín y magia…
cerrando los ojos, esperabas
en completa laxitud… una fiesta!
Mis ojos se posaron en tu piel,
temerosa que se escape el encanto
casi sin respirar me acerqué
y recorrí… acaricié con la mirada
la tibieza palpitante de tu ser,
las tenues cortinas, celosas se agitaron.
Estabas…
Ni la más leve brisa te rosaba,
sólo mis ojos que buscaban tus labios,
Iban escapando del deseo
mirando de cerca… cada vez más…
rumbo al sur, hacia los montes,
y volviendo por los valles
hasta posarse completa
sobre aquel sueño tibio… mío…
hasta darse un beso nuestros pechos…
Cuando mis labios te buscaron,
ya estabas alerta, y respondiste!
La brisa, tímida asistente,
se escondió entre los visillos,
y la calma se hizo amor…!
Fue tu mayor despliegue,
fue mi mejor entrega…

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Silencio y recuerdos…

Tu piel se volvió silencio,
y tus besos, recuerdo…
Mi alma conoció la ausencia
desde que tus labios callaron
aquellos “te quiero hasta morir…”
Mis latires se tornaron cansinos;
una tranquila quietud me cubre
ante un adiós sin palabras,
dejando mi alma en profundo sopor.
Cuando tu piel se volvió silencio
llegó un tiempo vacío de quereres;
versos de fantasía y besos reprimidos…
Sólo palabras que son poemas;
sólo poemas que no saben amar.
Cuando tu piel se volvió silencio
el amor perdió su voz..

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Se pasó la vida…

Se acabaron los indicios de alborada,
sólo quedan callados atardeceres sin mañana;
es el hoy cansado de luchar imposibles
…y vivir sin esperas, ni para qué?
Como un ocaso seco de mirar desiertos,
las nubes grises mueren en el horizonte
y la ilusión de lluvia desvanecida en el valle,
llena el alma de fallidas esperanzas,
sin sentir la tibia caricia de sus gotas…
El lento pasar de los días desnudos
es una daga en posición amenazante
mientras respiras… y callas…y esperas…
incauta calandria!
Un suicidio de sentires lacerados
que vivieron la falacia de un futuro,
viendo morir uno a uno los anhelos;
y enterrando en vida los afectos…
En mi vida… se acabaron los ilusos empeños,
repetidos afanes y lerdas utopías,
sólo persisten los espectros caprichosos
que desandan las huellas desteñidas…
… y en vano intento, mi esencia
respira… y calla… y espera…
pero no entiende que
se pasó la vida, incauta calandria!

Poemas para el recuerdo...

Mis lugares ignorados...

Mis lugares…

Cobijo de ternuras
manantial de besos
mis suaves colinas calladas

dan luz y vida
a la cueva del amor,
donde se refugian
las mariposas azules
y danzan al son de bandurrias…
Los lugares ignorados
van contando
historias de amores
a las felpas de tus dedos;
ellos reciben con agrado
los secretos
que entre los pliegues de mi alma
llevo guardados para ti…
Mis lugares se erizan
se vuelven ola rumorosa,
tejen espumas
y exultas se revuelven
en torbellinos
hacia el mar de tus amores,
para lanzar juntos
el grito de libertad!

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Déjame...

Deja posar mis besos
de dulce néctar moreno
sobre tus labios de guinda,
para saciar los deseos
largamente acariciados...
Déjame sentir tu aliento
rozando mi piel sedienta.
Deja retener en mis labios
el sabor de tus instintos
y encender en tus mejillas
un atrevido antojo.
Déjame quererte, corazón...
con placer inmenso,
desde que clarea el día,
hasta entrada la noche fría,
y saciar mis sentires
dentro de tu abrazo...
Deja posar mis besos
sobre tus labios benditos,
beber tu esencia exquisita
y saciarme de infinito...

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Un tiempo sin fin...

En el confín del tiempo
abre su corola mi ser,
madurando madrigales
en mi piel sedienta de ti,
verano y noviembre.
Sobre alfombra de luces
salpican tibiezas dormidas;
allí reposa tu cuerpo moreno
en espera de mis caricias.
La noche se posa en las sombras
dibujando tu contorno amado
que eriza mis deseos,
y en salvaje arrebato
te cubro de besos
húmedos de aurora.
Tus manos recorren mis antojos,
mientras el ocaso derrama sus luces
sobre el pastizal verdinegro.
La tarde, la brisa, mis ansias,
comulgan sutiles ternezas
lamiendo rocíos de tiempo,
y la flor que madura en mis labios
te entrega su sabia divina
en dulce caricia de besos,
nacidos del alma,
en un tiempo sin fin...

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Un manojo de ternuras para ti...

Palabras sin sábana

Entré en tus versares,
encontré en ellos
un clima de besos y jadeos,
te sentí en mi cuerpo
buceando sentires,
hurgando en cada poro
mis secretas sensaciones.
Hablabas de placeres
y mi piel se erizaba;
me abrigué en ti
como hacen las ondinas
en las aguas de los mares;
me deleité con tus caricias
cuando palpaste mis intimidades…
Nadaste mis olas contenidas
sacando a la sal sus olores
para bañar con ellas mi cuerpo
y en bellos estertores se unieron
tus espumas a las mías…
Sacié mis adentros con
tus palabras sin sábana.

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Tuve miedo…

Desperté agitada
enredada en mis sábanas,
cubierta aún con el sudor
que dejaste en mi piel,
y tuve miedo del silencio,
miedo de la indiferencia;
sentí en mi cuerpo tu vacío
y recogí tu aliento
que olía a tiempo.
Te sentí dormido
con tus manos calladas
y tuve miedo del silencio;
estaba tu cuerpo,
estaba…
mientras soñabas
con un templo en asedio…

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Manojo de ternuras…

Te ofrezco un lago de ternuras,
con tibieza de nido infinito
y suavidad de nuevos plumones
cubriendo las suaves colinas
de mi piel de noviembre.
Mis antiguos candores
convertidos en descaros,
una pizca de lascivia,
y muchas ganas de ti…
Me ofrezco a tus caricias,
a los manejos audaces
de tus pícaras manos;
a los suspiros roncos
llenando mis oídos;
y al placer prolongado
bajo tus sábanas de satín.
Soy un manojo de sentires
palpitando ansiosa
por tus devaneos…
Soy una calandria aterida
buscando tu calor…
Te ofrezco mi ternura
convertida en manto sutil
sobre tu cuerpo
de gratos ardores;
…un manojo aromado de amor…